viernes, 23 de mayo de 2014

Cien Años de Soledad


En 1982 tuve la primera noticia de que existía Gabriel García Márquez. Yo tenía 13 años y estaba en esa edad en la que parece que el mundo se te revela como algo nuevo y lleno de cosas interesantes por conocer, como si no hubiera existido hasta entonces. Recuerdo que tenía una idea vaga y lejana de los premios Nobel, parecía algo que le daban normalmente a científicos extranjeros por logros incomprensibles para mí. Eran de otra liga. Pero esta vez el premio era para un escritor de habla hispana, parecía a mi alcance, así que me compré el libro.

Por aquella época yo aún tenía en mi estantería cuentos infantiles y novelas juveniles, y apenas me había asomado a la literatura a lo grande. Recuerdo perfectamente lo que sentí al empezar a leerlo: Gabriel García Márquez me acababa de descubrir un universo que ni siquiera pensaba que existía, la magia existía y convivía con la gente en alguna parte de Colombia. Cada página era un deleite, esa forma de describir regiones inhóspitas, personas rotundas y sucesos casi oníricos que parecían suceder de forma normal en aquellas tierras. Las palabras tenían color, olor, sabor y sonido, y no había manera de diferenciar la realidad de la ficción. Quizá no existía. Me he enamorado mil veces de otras historias y personajes, pero si tengo que elegir qué salvaría de una inundación, salvaría esta obra.

Desde entonces ha sido mi libro favorito y sigo poco a poco leyendo cualquier cosa que haya escrito García Márquez. Poco a poco para que no se me acabe.

Ahora ya no está y no seguirá mostrándonos más sucesos de ese mundo que sólo él conoce. Para mí siempre será un guía en ese universo paralelo en el que me gustaría habitar, donde la vida no es absoluta y la muerte no es definitiva, donde el amor y el desamor son a veces la misma cosa, y el destino habita entre las personas con entidad propia.

Quiero pensar que ahora no está aquí pero está allí, y que quizá cuando todo acabe volvamos a vernos en Macondo.


P.D.: La imagen es la portada que yo pensé que sería perfecta para su obra. Espero que os guste.

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